El poema «If» de Rudyard Kipling es un clásico de la literatura inglesa, en él da una serie de consejos a su hijo John para vivir con inteligencia, bondad y armonía, por lo que tiene un claro tono paternalista, pero con un lenguaje sencillo y cercano, muy apropiado para que el lector se ponga en el lugar del poema.

El poema usa paradojas para mostrar lo difícil que es la vida y lo importante que es buscar el equilibrio entre los opuestos. También muestra la influencia de varias ideas y culturas, como el estoicismo, el protestantismo, el budismo y el imperialismo británico, además es una alabanza al valor, a la constancia, a la sinceridad, a la modestia y a la honradez, que son las cualidades que, según Kipling, hacen a un hombre de verdad, y es una invitación a pensar sobre el sentido de la vida y el papel que cada uno tiene en el mundo.

Kipling se inspiró para escribirlo en el líder militar británico Leander Starr Jameson, que hizo una incursión contra los bóers (colonos holandeses) en Sudáfrica en 1895, a quien admiraba por su coraje y estoicismo, y quiso pasarle esos valores a su hijo.

Por todo ello, el poema también refleja la visión imperialista de Kipling, quien pensaba que los británicos tenían la obligación de civilizar y gobernar a los pueblos colonizados. El poema «If» es una expresión de la ética y la moralidad que Kipling creía necesarias para el carácter y el liderazgo británicos.

Pero leamos la siguiente traducción:

“SI”, RUDYARD KIPLING


Si mantienes la cabeza en su sitio mientras a tu alrededor
todos la están perdiendo y te están culpando a ti.
Si sigues creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti,
pero también aceptas que tengan dudas.
Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no caminas hacia el odio.
Y aun así no alardeas de muy bueno ni de muy sabio.

Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;
Si puedes pensar sin que tus pensamientos sean tu único objetivo;
Si puedes enfrentarte con el triunfo y el fracaso,
y tratar a esos dos impostores de idéntica manera.
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
falseada por villanos para engañar a los necios.
O contemplar la destrucción de aquello por lo que diste la vida,
y detenerte y reconstruirlo con herramientas desgastadas.

Si puedes apilar todas tus ganancias
y arriesgarlas a una sola jugada,
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones,
a cumplir con tu turno mucho después de que estén agotados,
y así resistir cuando ya no te queda nada
salvo la Voluntad, que les dice: “¡Resistid!”.

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
O caminar con reyes, sin perder el sentido común.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos pueden contar contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el implacable minuto
con sesenta segundos de diligente labor,
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y —lo que es más—: ¡serás un Hombre, hijo mío!

El poema «If» forma parte de Recompensas y Hadas, un libro de cuentos para niños que escribió Kipling. La literatura para niños empezó a desarrollarse a principios del siglo XIX. Kipling era famoso por sus historias infantiles, llenas de fantasía y animales que hablaban, como las de otros autores de su época. Pero estas historias no solo querían divertir a los niños, sino también enseñarles cómo ser buenos y respetar las normas de la sociedad. Por eso, entre los cuentos de Recompensas y Hadas, hay poemas que dan consejos y moralejas. «If» es uno de esos poemas, que explica cómo debe comportarse una persona ejemplar y admirada por todos.

Pero el poema «If» le habla a un niño que quiere ser «un hombre». Según Kipling, para ser un hombre hay que ser un buen líder, y eso es algo que solo pueden hacer los hombres, no las mujeres. Esta idea refleja cómo era la política cuando su autor lo escribió, pues, a finales del siglo XIX, las mujeres solo podían estar en casa, cuidando de la familia y de las labores del hogar, mientras que los hombres trabajaban y tenían voz y voto en la sociedad. Las mujeres eran ciudadanas de segunda. En 1910, cuando se publicó «If», las mujeres habían conseguido algunos derechos, como tener propiedades o estudiar, gracias a las feministas. Sin embargo, todavía no podían votar. En Gran Bretaña, las sufragistas lucharon con violencia por el voto femenino, haciendo huelgas de hambre o rompiendo cristales. La Primera Guerra Mundial (1914-1918) cambió las cosas para las mujeres, ya que, durante la contienda, ellas trabajaron en los puestos que dejaron los hombres que fueron al frente. Así demostraron que podían participar en la vida pública. Por eso, al final de la guerra, el Reino Unido dio el voto a las mujeres de más de treinta años.

El poema «If» tiene el mismo estilo que utilizaba Shakespeare, quien usaba cinco pares de sílabas por verso, con la segunda sílaba más fuerte que la primera. Los versos tienen once sílabas (en inglés, claro, no las contéis en español que no coinciden), menos los que riman, que tienen diez. El poema tiene cuatro partes de ocho versos cada una, que riman así: abab cdcd. Se titula «If» porque muchas líneas empiezan con esa palabra.

Este poema suena como un sermón, que da consejos y lecciones, y tiene una clara conexión con el Libro de los Proverbios de la Biblia, que también aconseja y alecciona, y su misión es transmitir un mensaje de justicia.

El poema «If» le dice al lector que sea bueno, pero sin presumir de ello, sobre todo cuando tenga problemas o tentaciones. También le dice que trabaje duro, sin perder el tiempo, y que siga trabajando, aunque se canse o se le rompan las herramientas. Así mismo, valora más hacer que pensar o soñar, y dice que una vida ejemplar es la que se basa en el esfuerzo y la constancia. En realidad, refleja una idea protestante del trabajo, que lo ve como algo noble y bueno, y que ayudó a crear el capitalismo y la industria en Occidente.

Más adelante, el poema le dice al lector que apueste todo lo que tiene y que lo pierda, y que empiece de nuevo sin quejarse. Esto es una exageración para mostrar que el éxito y el fracaso no son lo más importante, y que no hay que apegarse a lo material, y eso es una virtud ideal.

Es frecuente el uso de paradojas, que son cosas que parecen opuestas pero que tienen sentido. Así dice que hay que ser justo sin ser santurrón; que hay que ser firme sin ser avaro; y que hay que tratar bien tanto a la gente normal como a los reyes. Estas paradojas muestran que el poema busca un equilibrio en todo lo que hace. En ello se percibe una cierta influencia del budismo, que también busca el equilibrio para alcanzar la iluminación espiritual.

El lenguaje del poema es coloquial, el usado en las conversaciones normales, e intercala algunas frases hechas, como «mantén la cabeza», y palabras informales. Incluso la frase simple del final: «Serás un hombre». Este lenguaje es adecuado para hablarle a un niño o a un joven, que son los destinatarios del poema.

Para finalizar, leámoslo en su lengua original:

“IF”, RUDYARD KIPLING


If you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you;
If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too;
If you can wait and not be tired by waiting,
Or, being lied about, don’t deal in lies,
Or, being hated, don’t give way to hating,
And yet don’t look too good, nor talk too wise;

If you can dream—and not make dreams your master;
If you can think—and not make thoughts your aim;
If you can meet with triumph and disaster
And treat those two imposters just the same;
If you can bear to hear the truth you’ve spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to broken,
And stoop and build ’em up with wornout tools;

If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breathe a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: “Hold on”;

If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with kings—nor lose the common touch;
If neither foes nor loving friends can hurt you;
If all men count with you, but none too much;
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds’ worth of distance run
Yours is the Earth and everything that’s in it,
And—which is more—you’ll be a Man my son!

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